sábado, 20 de mayo de 2023

Cervantes y el "Quijote": un texto expositivo.

MIGUEL DE CERVANTES Y EL QUIJOTE.
Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547) vivió una vida llena de acontecimientos singulares. Vivió su infancia de ciudad en ciudad y muy joven se alistó como soldado. En 1571 participó en la batalla de Lepanto contra los turcos y fue herido en su mano izquierda. En 1575 su galera fue apresada por piratas y Cervantes fue hecho cautivo en Argel durante cinco años hasta el pago de su rescate. A su regreso a España trabajó, entre otros oficios, como recaudador de impuestos, y se casó, pero no logró estabilidad económica ni familiar; incluso pasó unos meses en prisión. Ni siquiera los éxitos que iba acumulando con sus obras le libraron de las estrecheces económicas. Murió en Madrid en 1616.

Poeta mediocre, y aceptable dramaturgo (destacan sus Entremeses), fue en la novela donde Cervantes demostró su inmenso talento, especialmente con las Novelas ejemplares, novelas breves de diferente temática, y con el Quijote, obra con la que Cervantes obtuvo reconocimiento universal.

El Quijote se publicó en 1605 con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. La novela relata la historia de Alonso Quijano, un viejo hidalgo que pierde el juicio de tanto leer libros de caballerías, se renombra como don Quijote de la Mancha, y enamorado de su imaginaria Dulcinea del Toboso, decide buscar aventuras como caballero andante, de las que siempre sale malparado. Cervantes, que probablemente había pensado en el Quijote como una novela corta, vio las posibilidades de la historia y la continuó con una segunda salida del caballero, esta vez acompañado de un escudero, su vecino Sancho Panza, opuesto a él en todo.

La segunda parte (en cuyo título la palabra "hidalgo" se cambia por "caballero") vio la luz en 1615, tras el enfado de Cervantes por la continuación por un tal Juan de Avellaneda de las aventuras de don Quijote y Sancho. Tiene lugar, por tanto, una tercera y última salida, aunque se muestran algunas diferencias respecto a la primera parte: acción más concentrada, ritmo más reposado, más diálogo entre los personajes, y un tono más melancólico. La historia concluye con don Quijote derrotado, que vuelve a casa y muere cuerdo, arrepentido de su locura caballeresca. Cervantes impide así toda posibilidad de continuación y completa una estructura circular: cordura-locura-cordura.

La intención de la obra era, desde un principio, parodiar los libros de caballerías, que Cervantes despreciaba profundamente. Así don Quijote se muestra como un tipo absurdo, que habla de manera pedante y ve gigantes donde solo hay molinos, o castillos donde solo hay posadas. Pero poco a poco la obra supera esa primera intención paródica, y gana peso la intención crítica hacia una sociedad mezquina, en la que el idealismo, la solidaridad y la fraternidad han perdido su valor.

De este modo, Cervantes supera su idea inicial y enriquece la figura de don Quijote, convirtiéndolo en prototipo de “loco cuerdo”, un hombre efectivamente extravagante, objeto de risas y burlas, pero a la vez un hombre sabio, elocuente, profundo, que acaba convirtiéndose en un referente moral ante la crueldad y la mediocridad de los demás. Es delgado, incansable, madrugador, moderado en el comer y beber, idealista, valeroso... Sancho Panza es su contrapunto y su complemento perfecto (gordo, holgazán, glotón, dormilón, práctico, cobarde…). El acierto al combinar los dos caracteres es genial, ya que ambos constituyen una síntesis de la naturaleza humana. También es interesante que poco a poco los protagonistas avanzan en la amistad e identificación mutua (lo que se ha dado en llamar “sanchización” de don Quijote” y “quijotización” de Sancho). En cuanto a los personajes secundarios, hay muchísimos, lo que conforma un realista y riquísimo paisaje humano.

Respecto al estilo, la novela está narrada con un lenguaje sencillo y natural, propio del ideal renacentista. El léxico es riquísimo, con casi 23.000 palabras diferentes, circunstancia favorecida por la diversidad de registros y personajes. El humor, como recurso paródico, está presente en toda la obra.

El Quijote tiene otros méritos literarios que lo convierten en una novela excepcional. Por ejemplo, es una novela de novelas, es decir, en la historia principal se van alojando otras historias (correspondientes a los géneros narrativos de moda en la época), contadas por personajes que se convierten a su vez en narradores. De ello resulta la primera novela polifónica.

Además, por primera vez se diluyen los límites entre ficción y realidad, de diferentes maneras. Por ejemplo, a través de la metaliteratura, ya que hay muchas referencias a obras literarias reales, incluso al Quijote mismo, cuando los personajes comentan el libro que ha aparecido con sus aventuras. También hay que comentar el hecho de que la historia se muestra como una elaboración de la traducción de las crónicas de un historiador árabe, Cide Hamete Benengeli, evidentemente inventado, pero que contribuye a que la ficción tenga sensación de verdad.

En conclusión, el Quijote es una obra única. Su interpretación es compleja, ya que puede considerarse una obra cómica, pero don Quijote tiene también características de héroe trágico. La novela representa la transición del idealismo renacentista al desengaño barroco, pero su importancia trasciende las épocas, como así lo confirma el dato de que es el libro, después de la Biblia, más leído y traducido de la historia.