martes, 31 de marzo de 2020
Traducción inconclusa
Cuando se acabaron las palabras que traducir, regresó a la Unión Soviética, a un confortable puesto de profesor titular en la Universidad Lingúística de Minsk. Lóshad, caballo, le llamaban maliciosos sus alumnos, pero era verdad que los años le habían dejado un aire de jamelgo viejo. Fumaba cigarrillos ásperos, con un filtro de cartón que arrugaba con sus dedos afilados. Respiraba el humo con nervio, como si en alguna de las bocanadas esperase revivir el sabor salado de la brisa del Caribe.
Yo coincidía con él en los baños del cuarto piso, el único lugar del edificio en el que estaba permitido fumar. "¿Cigarrillos americanos?", señalaba mis manos, y ladeaba la cabeza con disgusto. Un día me preguntó: "¿Qué significa exactamente la palabra logística?". Yo traté de complacerle, sin resultado. Buscaba una palabra rusa que la tradujese de manera limpia, un giro perifrástico quizá, pero ninguna solución le satisfacía: organización, gestión, administración... Logística... Volvió a insistir unas cuantas veces más: más preguntas, más cigarros, más respuestas insatisfactorias.
Comenzó a ausentarse poco a poco del ritual; las pocas veces que le veía, le notaba más circunspecto, más esquivo. A través del humo y los ventanales, su mirada volaba por encima del horizonte de edificios, hacia los entresijos de la memoria.
Un día me dijeron que había caído enfermo. Solo unas semanas después, el decano recibió una lacónica llamada de teléfono: Grégori Gregórevich Sóbolev había muerto. Al día siguiente, casualidades de la vida, la Academia de la Lengua Rusa publicó su nuevo diccionario. Entre los nuevos vocablos que incorporaba, allí estaba la palabra, логистика, logística, una adaptación burda de un galicismo inaceptable.
Israel Rodríguez
lunes, 30 de marzo de 2020
Examen "Sangre" para 2º de ESO
Aquí, el examen solucionado.
Comentario de texto de la "Canción del Pirata", de Espronceda
domingo, 29 de marzo de 2020
La literatura del Renacimiento: preguntas y respuestas
Preguntas (y respuestas) so... by IsraelProfedelengua on Scribd
La Generación del 98: preguntas y respuestas.
La Generación del 98: pregu... by IsraelProfedelengua on Scribd
viernes, 27 de marzo de 2020
En otras circunstancias
La nieve de la noche anterior se había convertido en hielo, y ella, para asegurar el paso, de una manera natural e inofensiva, enroscó su brazó alrededor del de él. Sin embargo, y pese al frío polar, Maurizio sintió que le ardían las mejillas, y que su alma trastabillaba ya por las resbaladizas laderas de los sentimientos escondidos.
Llegaron a la parada del autobús. Sus brazos se desanudaron. Ella compuso la bufanda que se descolgaba rebelde, del cuello de él. "Si te resfrías, me sentiré culpable". El corazón de Maurizio galopaba en una alfombra de estrellas cristalizadas. Katja resumió los cinco años de ausencia mutua. Él buceaba en sus ojos puros y azules, mientras escuchaba. Ella le habló del desengaño de las expectativas, del peso de la reponsabilidad, de la tristeza del paso del tiempo. "Siento que mi vida no es mía". Y él pensó por un momento si debía ser él quien la ayudara a recuperarla.
El autobús 244 no llegaba. Maurizio encendió un cigarrillo, ansioso. Querría decirle lo mucho que valía, lo mucho que debía quererse a sí misma, pero esas palabras sonaban ridículas en su mente. Algo en él -o en ella- lo animaba simplemente a recorrer su inocencia con la boca, a abandonarlo todo por ese pálpito repentino. A subir la apuesta más allá del límite de lo razonable. Era la parte de él que soñaba con que ningún autobús pasase, con que el alba no apagase las farolas. La otra parte intuía que el alba, inexorable, sí apagaría las farolas, y que el riesgo de aquella apuesta era inasumible.
"¡Oh, Katja!". Él sujetó suavemente su cabeza con las dos manos, deslizó sus dedos por las cascadas de su pelo, y se inclinó sobre su rostro. Y la besó. En la frente. Aquel beso no saciaba a ninguno de los dos, pero los dos sonrieron.
Katja detuvo un taxi, segura ya de que el autobús no pasaría esa noche. "Hasta siempre". Los dos veían la mirada líquida en los ojos del otro, pero ninguno añadió nada. Maurizio insistió en pagar, y dejó un billete de 20.000 rublos en la palma de su mano. Para ella era una pequeña fortuna y no se negó a rechazarlos una segunda vez. Ella le dio las gracias y entró en el coche. "Úlitsa Púshkina", alcanzó a oír él. Aunque pagar el taxi era un detalle imprescindible, no pudo evitar sentirse sucio, como si hubiese tratado a una reina como a una ramera barata. Katja ya no se volvió para un último gesto de adiós; el Lada se alejó por la avenida Skorina, hasta que sus faros se diluyeron entre las luces nocturnas de la ciudad.
De vuelta a la fiesta, Maurizio se unió con fingido entusiasmo al coro de conocidos que le brindaban buenos deseos para el futuro. Apuró el penúltimo vaso de vodka, mientras pensaba que quizá en otras circunstancias, él no habría regresado: habría acompañado a Katja a su apartamento, o hasta el fin del mundo. En otras circunstancias.
Israel Rodríguez.
Eliseo
Un paso, y otro, y después otro más. Eliseo emprendió su rutina diaria, que don Alejandro le había prescrito con ese tonillo suyo, que mezclaba cariño y condescencia a partes iguales: "Eliseo, menos plato y más zapato". Él refunfuñó, pero fue obediente, y el día siguiente fue el primer día de su nuevo oficio de caminante.
La de aquel domingo era una mañana especialmente luminosa. Y estaba de buen humor: "Vai ser certo que andar é bo para o corazón". La rutina de sus paseos lo llevaban desde su casa a la plaza de abastos, de la plaza de abastos a la Banda del Río, de la Banda del Río a la alameda. Allí, antes de que el corazón le exigiese un descanso mayor, se detenía ante un poste de la compañía eléctrica que los vecinos empapelaban con esquelas. "Fulano, que xoven". "Mengana, caramba, aínda durou ben anos". Luego, de la alameda al muelle, y de vuelta a casa, un paso, y otro, y después otro más.
Inició la caminata. Como era festivo, no pudo entrar en la plaza de abastos para divertirse con el alboroto de las pescantinas. No le importó ese pequeño contratiempo: se sentía fuerte, radiante, contagiado por aquella mañana que resplandecía. Sí observó las fachadas blancas de la Banda del Río, los primeros brotes de los almendros de la alameda. También leyó las esquelas del poste de la compañía eléctrica. Entre el batiburrillo de cuartillas grapadas, se fijó en una esquela sin cruz, atípica en el texto y la disposición: "El señor don Eliseo Souto Pérez durmió en Jesús el día 18 de febrero de 1933, a los 80 años de edad. Su esposa, hijos, hermanos, sobrinos y demás familia agradecen las condolencias e invitan a asistir al breve funeral que tendrá lugar el lunes, a las 17:00 horas, en el cementerio municipal. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo". Volvió a leer, extrañado: "Eliseo Souto Pérez". Era él.
Miró a su alrededor. No había nadie. De hecho -ahora caía en ello- no se había cruzado con nadie durante el paseo, ni siquiera con alguna de las devotas católicas que acudían a misa de ocho. El café de la alameda estaba cerrado, también el kiosko de prensa. Nadie, más que él. Todo silencio, salvo el grito de las gaviotas y el embate de las olas contra el muelle. Se sintió desorientado.
La fuerza de la costumbre lo llevó al extremo del espigón. El mar brillaba tanto que le cegaba. Fue en ese momento cuando, detrás de él, sintió una Mano Ligera que flotaba en su hombro, y una Voz Suave que le susurraba al oído en un lenguaje sin palabras. Entonces sonrió, se dio la vuelta y abrió los ojos.
Israel Rodríguez.
jueves, 26 de marzo de 2020
Comentario de texto de "Lo fatal", de Rubén Darío
Comentario de texto "LO FATAL", de Rubén Darío by IsraelProfedelengua on Scribd
Análisis morfológico
miércoles, 25 de marzo de 2020
"Próxima parada, Sol"
Israel Rodríguez.
martes, 24 de marzo de 2020
lunes, 23 de marzo de 2020
Análisis esquemático de las obras fundamentales en prosa del Siglo de Oro
Disfraz de Carnaval
Israel Rodríguez.
Presentación sobre la literatura del primer tercio del siglo XX (de 1898 a 1936)
Esquema panorámico de la literatura del siglo XX
viernes, 20 de marzo de 2020
Las "Metamorfosis" de Ovidio
Historia de Roma
De aquí obtengo apuntes para las clases de Latín. En mi opinión, uno de los mejores recursos que hay en la Red sobre la historia de Roma, muy adecuado para un nivel 4º de ESO: http://www.historia-roma.com/.
También es útil este compendio realizado por la profesora Laura Lamata, del IES Pradolongo, con ejercicios: https://www.scribd.com/document/473732484/Compendio-Historia-de-Roma .
Obsesión
Nunca antes le había interesado una mujer como aquella. En realidad, aquella fascinación carecía de todo sentido: no era especialmente bella, ni esbelta; tampoco especialmente dulce o delicada. Sin embargo, había en ella algo perturbador, un halo oscuro, una sensualidad tórrida escondida entre esas guedejas de pelo negro, en las curvas de sus pequeños senos, en la generosidad de sus caderas. Era nada, y era todo, lo que removía en él los demonios de la naturaleza. Se sentía como en un túnel. Sus pensamientos lo arañaban como murciélagos.
Como un juego, para desahogar su carga, comenzó por bromear con ella, por regalarle algunos piropos inofensivos. Ella movía la cabeza fingiendo disgusto, pero él la conocía sobradamente de esos intermedios de café y galletita que ambos compartían con los otros compañeros de oficina: sabía que no le gustaban las flores, las frases empalagosas, los abrazos; pero también sabía que sus cuarenta y cinco años le pesaban demasiado, que no le gustaba conducir, que su gato no era para ella suficiente compañía.
Se dejó ir, pensando que en cualquier momento podría cortar aquella obsesión absurda. Continuó con coqueteos aparentemente casuales, tan directos como para desconcertarla, pero lo suficientemente sutiles como para no parecer insolente. Sintió que ella entraba definitivamente en el juego cuando, un día que sus miradas se cruzaron, él deliberadamente aguantó la suya. Ella bajó los ojos, pero él siguió atravesándola, seguro de que volvería a mirarle. Así sucedió, y en ese instante entendió que un abismo se abría ante él, definitivo.
Dejó pasar algún tiempo más, alimentando la ansiedad de ella. Ella quiso parapetarse tras una máscara de arrogancia, dispuesta a presentar batalla. Pero él rehuyó la pelea, la ignoró calculadamente, hasta que una tarde se presentó de improviso en su apartamento. No dijo nada. Ella sí quiso decir algo, pero nada rompió el silencio. Él la arrimó con fuerza contra la pared, y buscó la humedad de su boca, sin más caricias que las necesarias.
Sabía que un preliminar sentimental los defraudaría a ambos. Por ello fue deliberadamente brusco, la llevó hacia el sofá, la sentó en sus piernas, de espaldas, le giró la cara, la besó con furia. Su mano buscó el calor de las ingles, bajo la falda. Ella gemía, la voluntad entregada. Luego la bajó al suelo, le arrancó la ropa, entró en ella como un animal rabioso. Quería romperla con cada embestida. Ella lo ataba con sus piernas mientras extendía sus brazos a lo largo de la alfombra. La embestía todavía cuando empezó a pensar qué coño hacía él allí, tirándose a aquella zorra insulsa. La embestía todavía cuando se sintió embotado de su olor, cuando empezó a sentir náuseas, de ella y de sí mismo, de aquel sexo miserable. La embestía todavía cuando le agarró el cuello, para apagar esos gritos de placer que le estallaban en la cara. La embestía todavía cuando sintió que cedía la presión en sus caderas, los gemidos, el brillo de la mirada.
Finalmente se retiró, exhausto. Ella permanecía con los ojos abiertos. Se vistió y salió a la calle a toda prisa. Agradeció el aire fresco de la noche. En lo alto, se desperezaba una luna blanca, llena, hermosa.
Israel Rodríguez.
Esquema panorámico de la literatura del Siglo de Oro
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Tipos de SE
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Antología sintética de Antonio Machado
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Antología sintética de Rubén Darío
jueves, 19 de marzo de 2020
Brindis de Navidad
Israel Rodríguez.
El funeral
Llega la hora última, la hora de sellar la piedra de la tumba. Un corrillo de conocidos y semidesconocidos hacen cola, como en la carnicería, y no se conforman con saludar en silencio e irse, sino que, haciendo ostentación de su presencia, como si enseñasen el ticket al tendero, palabrejean al oído de la viuda, del huérfano, creyendo pretenciosos que sus palabras constituyen mayor consuelo que el sencillo susurro del viento en las ramas del magnolio que domina el cementerio. El eco de la última elegía se apaga, al poco marchan los enterradores, y la multitud, por un momento respetuosa a causa del mínimo decoro, ya satisfecha de sí misma y del espectáculo del dolor, retarda su salida del recinto para entretenerse ahora con conversaciones fútiles, cada vez más alegres y ruidosas. La vida sigue... como si nada en realidad hubiese ocurrido. El camposanto se vacía poco a poco, hasta que solo queda en el aire, mezclado con el de los crisantemos, un aroma de soledad y desamparo.
Israel Rodríguez.
Repaso literatura del Renacimiento
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miércoles, 18 de marzo de 2020
Presentación sobre literatura posromántica y realista
Presentación sobre literatura romántica
Presentación sobre literatura de la Ilustración
El gallo de la Quinta da Foz
A las seis de la mañana, el viejo gallo de la Quinta da Foz notó las primeras y tenues luces del amanecer. Abrió su único ojo sano y apuntó con él al este, al horizonte del que colgaba el puente sobre el río Douro. Presintió que ese día no sería como otro cualquiera, que algo excitante sucedería que lo liberaría de su tediosa rutina de guardián de gallinero. Se sentía mayor. A las seis y diez de la mañana, le pareció que todas las gallinas estaban despiertas ya, incluso la más perezosa, una ponedora de primera que miraba con cierto desprecio a sus vecinas de corral. Siguió cantando para asegurarse de que todas se espabilasen. "Estúpidas", pensó. A las seis y veinte de la mañana, el gallo siguió cantando, con kikirikís rítmicos y penetrantes. Miraba su ojo ahora hacia el oeste, donde todavía se confundía, negro sobre negro, la espesura del mar con la espesura del cielo. Decenas de gaviotas zigzagueaban sobre ese lienzo oscuro, locas todas de felicidad, gritando todas en anárquica sinfonía. El concierto estridente irritó al gallo: "Cantan mal". Se esforzó por emitir un kirikí majestuoso y profundo, digno de sus mejores tiempos. Las gaviotas parecieron ignorarle. A las seis y treinta el gallo siguió cantando, envidioso de las divertidas piruetas de aquellos pájaros: "Qué alto vuelan". Batió sus alas inútiles durante un momento; las gallinas cacarearon extrañadas. "Imbéciles", pensó. A las seis y cuarenta, escuchó las inconfundibles pisadas del amo de la Quinta, que arrastraba con dificultad una de sus piernas. No vio venir el terrible golpe, que le dio de lleno en la cabeza por el lado de su ojo ciego. Sintió un dolor agudo que lo hizo marearse y perder el equilibrio. Rojo sobre rojo, notó cómo chorreaba un viscoso líquido que empapaba su cresta, sus barbillas. A las seis y cincuenta, el viejo gallo de la Quinta da Foz dejó de respirar. Su único ojo sano seguía mirando al cielo, pero el iris ya había perdido, para siempre, su color miel. Decenas de gaviotas seguían chillando, saludando el nuevo día. Los primeros rayos del sol acariciaban las aguas del río: ya eran las siete de la mañana.
Israel Rodríguez.
Presentación sobre literatura medieval
Esquema panorámico de la literatura medieval
esquema literatura medieval by IsraelProfedelengua on Scribd
Comparativa de las principales corrientes literarias de los siglos XVIII y XIX
Comparativa Corrientes Literarias Siglos XVIII y XIX by IsraelProfedelengua on Scribd
Esquema panorámico de la literatura de los siglos XVIII y XIX
Esquema Literatura Ilustrac... by IsraelProfedelengua on Scribd
A careta de Petróleo Padín
Israel Rodríguez.
Bienvenida
Acerca de mí, poco que saber, solamente que me llamo Israel Rodríguez Gil, y que ejerzo (cuando mis alumnos me dejan) de profesor de Lengua castellana y Literatura en Verín, en el IES Castro de Baronceli, nombre de la fortificación prerromana que antaño dominaba el actual valle de Monterrei. Acá llegué en septiembre de 2005, tras recorrer un poco el mundo de pizarra en pizarra. En 2007 surgió la idea de un blog que facilitase la comunicación con mis alumnos y les sirviese como recurso para consultar textos, apuntes, comentarios... Y ahora, en 2020, acá seguimos, renovándonos en época de pandemia y teletrabajo.
Todo el material que aquí encontrarás es original. Siéntete libre de utilizar todo lo que veas útil; solamente te pido que cites la fuente original cuando lo hagas, para que otros también puedan conocer este blog y servirse de él. Las horas de trabajo dedicadas creo que lo merecen.